Este 18 de julio, en punto de las 8 de la mañana; en la plaza Benito Juárez, autoridades del XI Ayuntamiento en coordinación con miembros de la Respetable y Perseverante Logia Simbólica Cuauhtémoc 10, se realizó un merecido homenaje con motivo del fallecimiento del Benemérito de las Américas, Benito Pablo Juárez García.

A 151 años de su fallecimiento, recordamos al gran reformador de México; un político mexicano de carácter tesonero que mucho aporto en la construcción del estado mexicano, tal como le conocemos ahora.

Promulgo las leyes de reforma (1860), que ponían fin al enfrentamiento entre conservadores y liberales; las leyes de reforma declaraban la suspensión del pago de la deuda externa, estas leyes establecieron la libertad de creencias, el ciudadano tiene la libertad de creer en la teología luterana, en Buda o ser islámico. No hay ningún problema, lo que no ocurría antes de dicho momento, cuando la religión oficial permitida era la católica romana.

Materializar el liberalismo como la libertad de expresión, de creencias religiosas o de tránsito es lo relevante del proyecto ideológico del liberalismo del siglo XIX, donde Juárez es genuinamente una figura destacada.

El proyecto liberal se consolida con la derrota de Maximiliano en 1867, se radicaliza con la Revolución Mexicana y el México posrevolucionario, hasta las contrarreformas de Carlos Salinas de Gortari en materias que favorecieron al clero católico.